Amiga, me duele verte trajinar con esa desazón en tus letras, amaría dialogar contigo, y descubrir el enigma triste, y melancólico que acompaña tus trazos.
El caos no es malo ni bueno, el caos es. Nos puede ofrecer los infiernos que más queman y los jardines con las flores más perfectas, depende de nosotros confiar en la incertidumbre del caos, solo así es posible saborear sus jugos más dulces. A veces para llegar a nuestro destino tenemos que ser capaces de lanzarnos al vacío, haciendo caso omiso a las advertencias de aquellos que ven al caos como una amenaza. Cuando el caos te abrazas es que estás en buenas manos, porque es aquel mecanismo hermoso de la existencia que nos recuerda que vivir no es algo que se de por hecho, la naturaleza aleatoria del universo es lo que nos permite alcanzar sus secretos.
Salimos a comer, en el mismo sitio al que solemos ir, por aquí nada ha cambiado, tal vez ofrecen un menú más variado, no sé, solo quiero preguntarte ciertas cosas y deshacerme de las dudas, lo sé. Arruinaré todo, como siempre. Nos sentamos cerca de la ventana, te sentaste frente a mí, todavía no habíamos decidido qué pedir. Te ves cansado, con ojeras y sin muchos ánimos para estar aquí. - Pedí algo que te guste, no seas indecisa, tómate tu tiempo. Estaba mirando el menú y nada me atraía, así que fui al grano. Te enfrenté con mil dudas y miedos, te pedí que me dijeras si en verdad hay alguien más; lo sospechaba, lo imaginaba, cada día estabas más distante y lo nuestro era cada vez más lejano. Necesitaba que me dijeras, sé que la respuesta que anhelaba saber me rompería en mil pedazos. Quería que la respuesta saliera de tu boca, esa boca con la que tantas veces me dijiste que me amabas, me hiciste mil promesas, me juraste tantas cosas, ahora dirían algo que me lastimaría. -No me importa
La tristeza cohabita entre éstas paredes En cada noche la realidad me oprimía Se me hundía el pecho tanto como si pudiera atravesar el colchón No podía respirar No podía dormir Daba vueltas y vueltas Y no me hallaba en ningún rincón No podía estar en silencio Me hundía cada vez más e intento con fuerza encontrarme en aquellos recuerdos en los que me sentía segura junto a vos, En dónde creía en imposibles porque sentía los latidos de tu corazón Quisiera que estés aquí para ver si los malos ratos se esfuman Y así encontrar mi refugio en tu piel una vez más Quisiera que estés aquí así compartir el silencio de otra noche más, en dónde tus fantasmas se van de paseo y disfrutas de sentirme sin miedo
Recuerdo aquella vez que un día hicimos una apuesta, que si encontraba un trébol de cuatro hojas, te quedarías conmigo por siempre. ¿Me creerías si te contara que me topé con uno? Siempre me quedé con la idea de que aunque no estés más, debería ganar la apuesta, en cada lugar al que iba me pasaba de a ratos buscando un trébol. Y sabes qué? Te gané, lo encontré. Estaba allí y sólo empecé a sonreír. No lo arranqué, sólo me deslumbré al verlo. Al trébol lo dejé ahí, no nos merecíamos tanto. Y entre tanta mala suerte, descubrí que esa característica que tengo de que me vaya para el orto en todo, no es tan malo. Vos no estabas para comentarte mi gran hallazgo. Y sólo eso fue necesario para darme cuenta, que los por siempre no se cumplen, pero los hasta siempre son eternos.
CAMILA
ResponderEliminarAmiga, me duele verte trajinar con esa desazón en tus letras, amaría dialogar contigo, y descubrir el enigma triste, y melancólico que acompaña tus trazos.
Un cariño para ti.
LÚCAS
(tetraciclina26@gmail.com )
El caos no es malo ni bueno, el caos es. Nos puede ofrecer los infiernos que más queman y los jardines con las flores más perfectas, depende de nosotros confiar en la incertidumbre del caos, solo así es posible saborear sus jugos más dulces. A veces para llegar a nuestro destino tenemos que ser capaces de lanzarnos al vacío, haciendo caso omiso a las advertencias de aquellos que ven al caos como una amenaza. Cuando el caos te abrazas es que estás en buenas manos, porque es aquel mecanismo hermoso de la existencia que nos recuerda que vivir no es algo que se de por hecho, la naturaleza aleatoria del universo es lo que nos permite alcanzar sus secretos.
ResponderEliminarExacto. Se sobrevive al caos.
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