La parca ha venido a buscarme


 Soy silente, soy ausente 


Quise ir más deprisa que la propia muerte

Ella me sonríe sutilmente 

Me toma de las manos, y asiente que me acompañaría hasta el final, que sola no me dejaría, hasta llevarme a mi propio paraíso cálido y vívido como nunca lo había sentido, con sus verdes jardines y dulces rocíos. 


Dormirás muchas horas todavía

sobre la orilla vieja

y encontrarás una mañana mágica junto al sol naciente, con la promesa de un próximo atardecer. Me endulzaba los oídos 


Cuando la campana suene

(si suena en mi funeral)

una oración, con su dulce voz melódica se oirá, cantando en un rincón junto a un largo vestido negro. 


Ella sólo observará mi vuelo

Sin alas

Sin ojos

Y sin cuerpo.

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