Una soledad desconocida

 Empecé a cargar con una tristeza que me cansaba, que me consumía.


Salía, caminaba, dormía, observaba amaneceres, infinitos atardeceres, sentía las noches frías y hasta aquellas tormentas que arrasaban con todo a su paso.


Pero, de qué sirvió?


Después de todo eso, algo me pesaba aún más, una ausencia que no conocía, no sé a quién pertenecía, una soledad desconocida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una salida y un menú

Me habita tu ausencia

Un trébol y un adiós