Monstruos

 De pequeños nos decían que los monstruos existen. Para portarnos bien o dormir temprano.


Nos hacían creer tanto en ellos, que hasta daba miedo imaginarlos.


Pero no nos creen, cuando uno en verdad, nos toca y nos hace daño.


Los monstruos no se encuentran debajo de la cama, ni dentro del ropero, ni en el sótano, ni salen sólo en las noches.

No es el señor de la bolsa

Ni pie grande

Ni el pombero

Ni nada de lo que alguna vez te dijeron para espantarte y hacerte sentir miedo.


Los monstruos, sí existen

Pero dentro de tu entorno familiar y hasta en la vida misma, puede ser cualquiera; tu papá, tu hermano, tu tío, tu primo, tu abuelo, hasta ese amigable vecino o atento amigo.


Te observan, te analizan

Se aprenden cada parte de tu cuerpo

Te conocen más que nadie

Saben qué y cómo herirte, dañarte, humillarte hasta traumarte.


Los monstruos, sí existen.


Y son las personas que menos te imaginas.


Aquellos a los que más defiendes y confías, son los que más daño podrían hacerte.


Los monstruos, sí existen, no son fantasía, existen en verdad. Son los que al tocarte hacen que te sientas vulnerable, hacen que te pierdas en callejones sin salida, consiguen destruirte.


Ellos existen y deberían creernos, cuando comentamos el daño que nos hicieron.

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