Malir sal

 Pensar tanto puede malir sal


Perdí mi sueldo de un día de trasnochar, al salir de la sala del hospital.

La persona que lo encontró, debió rogarle tanto a Dios, por obtener algo, capaz y le haya servido más a él, que a mí.


Perdí tres colectivos por quedarme mirando en la nada.


Llegué tarde a casa por sentarme en la parada de buses, mirando a la gente pasar.


Imaginándome la vida que deben tener los demás, caótica y desastrosamente hermosa.


Salí tarde de casa, llevé mi carpeta en la mano y en el camino se me fueron callendo por partes, mis facturas de los pagos del instituto.


Debí presentarme en la terminal de ómnibus y terminé en el aeropuerto.


Puede salir mal


No entregué documentos a tiempo.

No imprimí las guías de trabajo aún sabiendo que no hay tantas librerías disponibles en la zona.


Y si, perdón mamá no te avisé que necesitaba que me compres materiales y ya son las 21 p.m


Metí al microondas el yogurt y no la leche.


Le puse sal al café en vez de azúcar.


No le saqué el envoltorio al queso antes de preparar el sándwich.


Pensar tanto puede salirme muy mal.


No llevé paraguas y llegué mojada al trabajo.

Me caí en el charco

No saludé a las personas importantes para mí en sus cumpleaños, de tanto pensarlo, se me atrasó el día.

-No, no serviría de nada que me pregunten en qué me paso pensando, porque hasta eso haría que navegue en mi mar de pensamientos sin sentido, hasta conseguir una respuesta concreta que me convenga.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una salida y un menú

Me habita tu ausencia

Un trébol y un adiós